a esa mujer entré corriendo
desesperado
me perseguía el granizo
toros enfurecidos con mi alma
entré destartalado
temblando como si mis huesos fuesen
campanas que un psicópata
hacía sonar a las tres de la tarde
de un día en que cayesen del cielo
pájaros moribundos o pianos de cola
o mujeres que en la mirada blandían
aceradas hojas de afeitar,
entré corriendo
como se entra a una zapatería
cuando ya el empleado
está volteando el cartel 
de cerrado con cara de pocos amigos,
entré como de niño
cuando mi madre me llevaba
a los parques de juegos
y uno abría los ojos
para tragar más hondo 
tanta realidad enamorada,
cuando quiso acordarse
yo hacía meses que estaba durmiendo
bajo sus vísceras
me había hecho una casa pequeña 
entre la segunda y tercera costilla
por las noches apoyaba mi cabeza
en su corazón
y tenía los sueños más dulces del día
al despertar salía por su boca
le besaba los labios
y caminaba lentamente hacia su sexo
donde aprendí a hacer
pájaros de agua que cobran vida
con las primeras luces
del alba/

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