una leve llovizna nos congrega
hace saltar la marcha involuntaria
con que la memoria disfraza, a veces,
viejas sogas donde se columpian
los órganos sexuales de los peces, no
esa calle, querido Sapo, no conduce a
nada, pero si quieres te presto mis
botas -si serán necesarias?- debajo de
cada piedra habrá una mujer esperándote
por si no lo sabes, una boca puede
fusilar más demonios que una K-44, si
acaso esa llovizna, leve y rulienta, te
tocara las patitas verdes, frotate en los
ojos el dorso gris de un almanaque,
cruzá en cuclillas el viejo puente Alserra
y llevá, por las dudas, un buen par de
anteojos que te hagan abrir el apetito/

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