he abierto la puerta de mi casa
y allí, en el jardín colmado de rosas,
he visto a un hombre
con camisa hawaiana
anteojos para el sol
zapatos negros y pantalones oscuros,
creí que se trataba de un simbolismo 
o de un vendedor de demonios o encendedores 
decidí pasar junto a él
y golpearlo en la nuca
luego vería qué hacer con el cuerpo,
cuando estuve a punto de asestarle el golpe
la serena voz del hombre me detuvo:
era ni más ni menos que mi padre
que regresaba de la muerte/

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