yo no tendré la culpa 
me darán un certificado de inocencia
algún juez de la nación dirá aquí no hubo siniestro
no hubo quebraduras de vasos
ni siquiera se ha torturado a una hormiga
o se le ha sacudido la oreja a sapo alguno,
bien
muy bien 
entonces saldré nuevamente con mis zapatos de goma
con mi camisa comprada en una tienda de usados
con mis libros bajo el brazo a reclamar la alegría
con mis dos narices y mis siete brazos a besar la tierra
no aparecerá mi nombre en la sección roja de los periódicos latinoamericanos
sencillamente, señoras y señores,
mascotas perdidas en la nochebuena de 1978
hoteles derruidos por los terremotos o por el sexo inhospitalario
verán, si van a darme a beber ralladura de limón con amotoxina 
déjenme decir mis últimas palabras:
si acaso le he arrancado los ovarios a la muerte
ha sido sencillamente por haberme enamorado/

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