no saber nada
de pronto abrir los ojos y no saber nada
señalar los objetos que ya no tienen nombre
que pertenecen a quién sabe quién
a quién sabe dónde
no saber ni el nombre con que los árboles
se presentan bajo la noche
abrir una canilla y no saber nombrar el agua
mirar mi rostro en el espejo desconociendo el paisaje
no saber decir amor ni lámpara ni pájaro
andar furioso dentro de una casa que no es la mía
mirando cosas desconocidas que sin embargo me llaman
despertar una mañana en la cama de otro
tocar su mano y sentir mi propia mano apretada
no saber nada
ni cómo se usan los ojos de esta cara
ni para qué se inventaron los picaportes/

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