una canción que te nombre
un libro, una tecla de computadora, una almeja
un trozo de ladrillo con que escribir tu nombre
sobre el asfalto de la Avenida Maipú al 1700
un submarino enano comiéndose una mantis religiosa
en el preciso instante en que te pienso
entonces un caracol, un diente de ajo, dos boyas rojas
perdidas en el océano, un niño taiwanés cosiendo camisetas
que los niños de Francia usarán en el Mundial del 2014 y vos
tan adentro de este plagio amarillento que es el mundo
hermoseando lo indispensable para que el agua de las napas
sean bondadosas, la rosa, el pupitre donde el escolar se duerme
ante el profesor circunspecto de Filosofía Medieval,
una boleta de lotería que te nombre apenas hambre
detrás mi Lumba, es que te estoy diciendo Mariposa,
y a un costado de mi boca emergen futuras geometrías
una piedra aventada al mar hace siglos
no ha tocado aún el sótano del mundo y yo
pidiendo un solo bulevar donde comerte a páginas abiertas
tocar de pronto una botella y decir te amo a cada cosa
apoyarme sobre un caracol marino que repita monótono
y alegre tu nombre hecho de todas las lluvias de la historia/

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