estampa onírica ...

despierto en una habitación oscura
la risa de una mujer fosforece en las sombras
hay en mi boca un sabor a vela derretida
aquella ninfa reidora huele a llama y a polen 
se enciende, de pronto, como una lámpara de aceite
y todo su cuerpo es un campo de trigo en llamas
la habitación ahora se ilumina
hasta las arañas que duermen en los rincones
hasta mis zapatos despiden una luz blanca
acurrucados como roedores al pie de la puerta
intento hablar pero mi voz es un triángulo rojo
las palabras se pegan como abejas a las paredes
y se incendian y se consumen como pequeñas brasas
que de un fuego ya extinto huyen y perduran
su risa cesa y abre su mirada, se corporiza en mi mano
yo vuelvo a cerrar el puño y algo arde en la memoria
la habitación vuelve a quedarse a oscuras
y se reducen a cenizas los zapatos y las arañas
y las palabras caen de la pared al suelo
como abejas carbonizadas emanando un último zumbido/

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