en realidad no quiero nada profundo
en realidad no quiero nada
un paraguas
una lluvia
un resto prehistórico de luna, allá, sobre la calle
una mano
un impermeable
los 61 ovillitos de mujer bajo el paraguas
su mano dentro del mismo abrigo
y toda la parafernalia de las ciudades
apenas un pañuelo blanco en la mano de una maestra
o un silbato de director de tránsito en vía de extinción
una labor paupérrima del viento que copula novedades
y una rosa, apenas desnuda, rozando el desdén
en realidad no quiero nada
ni velas
ni armarios
ni una botella de Blourcht aserrando la noche
ella viene en mi impermeable
la lluvia crea ex nihil lagartijas de agua y viento
yo no quiero nada profundo, dijo ella, alargando la boca
y esa noche aún no acaba de dar las dos/

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