pasó el amor
pasó que irguiendo estatuas
horadó de sal o de ceniza
el cuerpo amarillento 
del otoño postergado, 
la blanca consternación del día,
hicieron cruces en la noche
errantes estrellas, mudas paredes,
aletargadas lenguas supuraron el convite
de gigantescas vocales 
que inventaron nuestros nombres
te llamé madera, uva, riel de sueños,
aventurada claridad de la manzana,
te llamé llama, en el paladar tu ceniza
dejó el rojo incienso de las horas,
te amo a pesar de esta herida
que ha dado en sanarme la mariposa
que de niño andaba enferma por mis ojos
buscando en cada rosa o costal o insecto
la saliva con que tu boca pregona eternidades/

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