un tren llega con la boca abierta
interpela el desfiladero ciego de los abordantes
los zapatos despeinados y el olor del agua bajo el puente
el delicioso fierro aprieta la gris cabeza del día
como siempre, un perro provisto de maletas,
enciende un cigarrillo contra la voluntad del amo
los techos de las casas son acentos inequívocos sobre la tierra
una ventana destiñe en iguales corazones la intemperie
nadie baja o asciende del tren a estas horas de la vida
los abordantes eran apenas palabras que alguien
olvidó recoger del suelo/ 

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