de todos modos uno se harta hasta de hartarse.
no hay compañía que nos venga bien.
que nos aman exageradamente
que no nos aman exageradamente
que la comida estaba demasiado picante
y, por supuesto, que le faltaba sabor
uno se harta del propio trabajo y del ajeno
reniega contra Dios y contra el diablo
contra los automóviles y contra las bicicletas
contra los socialdemócratas y republicanos
uno se regocija en la tristeza 
pero se enuncia como un sujeto de dicha.
ciertamente hasta la poesía tiene la costumbre de hartarnos/

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