involuntariamente te amo
como una máquina tragamonedas
que no tiene otra consciencia de ser
u otra funcionalidad,
esperar tus manos en la puntualidad de las horas
un paraguas que no sabe enunciarse
ni anunciar su sombra
o un picaporte que nunca ha dicho yo
existo porque te amo, ahí mi ventana,
a veces experimento la vaga certeza
de ser un antropoide
o un animalito que refriega contra tu vida
el pellejo, el cuero desde donde te respiro
involuntariamente, amor, te sigo
como una lluvia que no se propone mojar nada
y deja charcos de sí para que juegues
en los andenes del arcoiris/

No hay comentarios:

Publicar un comentario