esos hombres hicieron algo importante
entraron a restorantes
recitaron sus poesías
se sentaron a la mesa de las preocupaciones
sorbieron el café de las clemencias
limpiaron sus bocas con servilletas sucias
amaron mujeres descreídas del cielo
esos hombres molieron a golpes de puño
el gigante sanguinario que se esconde en las librerías
o debajo de las mesas de las familias adulteradas
fraguaron llaves para abrirle los cerrojos a la suerte
criaron lagartijas para uncir el vientre de la noche
y no alegres ya de la libertad conseguida
tomaron todas las carreteras de América
e hicieron de los pájaros y de la flora
el hogar clarividente de sus sueños en alza
el labio jugoso de la mujer en el momento justo
de perderlo todo de vaciarse enteros
en la palabra/

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