del hombre que fui
del entramado de noches
de esa queja silenciosa en la mirada
de esa entrada descalzo en el día
de la agonía de inventariar un nombre
y contrariar la sombra azul en la ventana
tomaste sus brazos
su lengua
sus pulmones
le infundiste la sangre
y el aire necesario
encendiste tres velas en sus oscuros corredores
y le clonaste en las manos la alegría de los hombres
que tienen a su suerte una boca de mujer
a la vera de sus costillas las caderas de mujer
y queda entonces el resquicio 
el precipicio
la inconstancia repetida de la lluvia
de aquel ser que te encontró
o encontraste 
y decidió o decidiste renombrarlo
inventarlo
a tu imagen
a mi desemejanza
hecho de nuevo para tus ojos
invitado al mundo
convidado de la suerte
de tenerte o inculparte
la matanza de todos aquellos que fui
y moría por no ser
hasta encontrarme o descorrerte/

No hay comentarios:

Publicar un comentario