sinfonía en mí menor ...

qué macana la tristeza
que nos devuelve fosforescentes 
al mundo
que nos pinta de verde la cara
y nos pone un cartelito 
en la frente
que advierte a los 
pájaros: 
no posarse/ pintura fresca
y advierte a la mujer infinita 
que
pronto habrá precipitaciones 
y sudestadas
que arrobarán hojarascas 
de frío polar
en las cuatro estaciones del congreso
desde el valle de los milagros hasta
el cruce de las mariposas parasitarias
es que uno no es culpable de que el mundo 
a veces se comporte como una marioneta sin hilos
y se queden tirados los tornillos y las tuercas
y entre el día por los techos
con un pulgar romano dado vuelta
pueden ser los que no comen
o no tienen vivienda
o las mujeres que lucen un coatí enfermo en la mirada
o las madres que se olvidan que no deben morir a tiempo
o los padres que se quedaron ciegos de jugar con sus hijos
o la parafernalia de no haber detenido a tiempo
el inútil picaporte de las puertas cancel 
uno quisiera rascarle siempre las axilas a la realidad
y estornudar pajaritos que salgan riendo por las narices
y tocar una manzana y que un gusano se nos mate de la risa

es una macana la tristeza cuando viene de viaje
y se nos queda hospedada en un cuartucho sin micrófonos
sin ventiladores
sin salida de emergencia
a veces una simple gotita de agua nos quema la
punta de la lengua/ 

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