el inundado ...

cuando llueve 
y nos aherrojamos de nariz al mundo
córrese el riesgo
nada anodino 
la osada alquimia
del pérfido enamoramiento repentino
fugaz inútil a rajatabla de los huesos
ni qué hablar si además es octubre
y cuánto peor si nos encuentran 
desoldados de carnes y de inquimias  
ahora
escúcheme bien: 
el riesgo es doble -y casi suicida- 
si usted se desliza
bajo esa baba de nubes 
con un paraguas abierto en la mano
porque esas muchachas que sudan lloviznas
y se abarrotan bajo los toldos 
de los comercios
esperando que el aguacero no les despinte las nalgas
ni los labios
ni les adelante el enjutamiento de la cerviz o la corona
esperan a que usted -iluso barquito humano-
pase por allí
entonces
su lábil moral de pequeño guardián de los modales
extenderá su sonrisa y estará perdido
usted navegará las inundadas callejuelas de Buenos Aires
con sapitos alegres en la mirada
mas esa sirena que lo acompaña adherida a su costilla
lo devorará lo aniquilará le comerá las entrañas
y quedará
cuando por fin ella alcance un taxi
con la boca abierta
bajo la lluvia
aguardando el desmilagro del aguacero
la insurrección ilimitada de esa furiosa inundación/