y sentado junto al anciano
esperé en silencio largo tiempo
¿años o segundos? tal vez siglos
milenios.
las edades fueron de hierro y barro.
de ojos que agujerearon el invierno.
animales inventariando el alba.
cuando finalmente abrió su boca
me incorporé en el banco
augurando la palabra
que seguramente fuese polvo y fuese luz
y estuviera sin duda animada por
vaya uno saber qué misterios.
no fue desilusión sino alegría
el haber visto que su boca
volvía a cerrarse
sin decir nada.
tomé sus manos y sonreí/

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