convencido de qué
les digo a mis alumnos
de un colegio secundario
en la provincia de Buenos Aires
convencido de qué escribo en el pizarrón
con tiza verde la palabra POESÍA
la subrayo
convencido de qué les digo a mis alumnos
de pie frente a ellos
les digo que deben leer poesía
de dónde saco esa fuerza para convencerlos
o intentar convencerlos de eso
cuando toca el timbre del recreo
y camino por el pasillo hasta la sala de profesores
y saludo a uno y otro costado
cuando toca el timbre y quedo solo en el aula
y miro los bancos con hojas, lapiceras, restos de
un chocolatín 
digo poesía para qué
dejalos que sean felices
que jueguen tenis o handball o hagan equitación
que tengan muchos amigos
que lean pocos libros
que se caguen en la literatura
que no van a ser felices con Cortázar ni con T. S. Eliot
que no van a evitar el dolor con Sabines ni con Bécquer
que sus padres van a morir algún día aunque se sepan de
memoria los poemas de Charles Bukowsky
que la lluvia les va a arruinar la salud aunque reciten a Goethe
que el amor tarde o temprano los desollará vivos aunque
repitan de memoria lo sonetos de Baudelaire o los epigramas de
Marcial. sin embargo vuelve a sonar el timbre
volvemos al aula
las sillas vuelven a llenarse de adolescentes transpirados de
correr en el recreo, guardan en sus mochilas sus teléfonos celulares,
convencido de qué 
vuelvo a decir la palabra poesía/ 

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