poema del Joven Monarca/

al joven príncipe lo coronaron rey.
lo llevaron a la abadía desde donde todo el reino podía verse.

pronto, el joven, comprendió que algo no estaba saliendo bien.
entonces, dirigiéndose a sus mayores ministros les dijo:

si el reino es mío, por qué hay allí otro príncipe?

los ministros abrieron grandes los ojos y respondieron:
no le des importancia, Joven Monarca, son solo espíritus que vagan
por tu reino.

bien, dijo el Joven Monarca.

dejaba que el aire tocase sus cabellos, complacido, satisfecho,
volvió a abrir los ojos y contempló los Valles de Singamar,
pero entonces vio a otro príncipe sentado a la mesa

si el reino es mío, por qué hay allí otro príncipe?

los ministros, algo incómodos, le dijeron:
réstale importancia, Joven Monarca, es solo OTRO espíritu
que vaga por tu reino.

bien, dijo el Joven Monarca.

pero sucedió que cada vez que el pequeño rey apoyaba sus ojos
en lo que habían dicho ser su reino
encontraba más y más espíritus

debajo de las rocas
arriba de los árboles
entre los ventisqueros que circundaban su palacio.

los ministros, ya IRRITADOS, no supieron qué decirle
entonces le dijeron la no verdad nuevamente: son solo espectros,
solo espectros, querido rey.

el Joven Monarca se llenó de temor
fue poco a poco alejándose de su propio reino.
Definitivamente al pequeño e insignificante rey no le agradaban los fantasmas.

más aún cuando ellos aparecían y desaparecían
cada algún tiempo
delante de sus ojos
y entonces comprendió
que en realidad
el reino estaba lleno de monarcas.

por qué me han dicho que el reino era solo mío?
preguntó angustiado el Joven Monarca

los ministros se miraron, cerraron los ojos, suspiraron
y desaparecieron/

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