de cara a esa calle que me llevará lejos
miro hacia atrás y veo
los pájaros que dejé morir de inanición
veo las piedras donde me sentaba
a meditar sobre el tiempo
sobre la muerte y el amor,

de cara a esa calle que conduce a un incierto futuro
aprieto las uñas contra la carne para sentirte vivo
para reconocerme humano
para llorar, en fin, por todos los relojes que bostezaron
en el momento exacto de mi partida.

camiones cruzan el camino
y yo parezco estar atado a esta tierra,
como si los perros y los árboles y las anotaciones al margen del otoño
gritasen mi nombre
o me tomaran de la mano.

sacudo las piernas y los brazos para que el viento no me siga
para que la sombra de los damascos no me muerdan con rabia
para limpiarme el corazón de escarabajos y de hormigas.

de cara al camino que me llevará a otra tierra
miro hacia atrás y estoy allí todavía,
subido al árbol en busca de moras
sonriendo de pura lluvia,
alzo la mano y me saludo.

él alza la mano y me despide/


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