hay que vigilar el otoño
no dejarlo solo ni un momento
en un segundo puede clavar un pájaro contra un muro
puede agujerear las ventanas del dormitorio
ciertamente el otoño puede dejarnos sin alma
hay que andar con los sentidos prestos
dormir con un ojo abierto
y, de ser posible, no salgamos nunca sin un revólver bajo el saco
hay que vigilarlo
al otoño digo
echarle un ojo a cada hoja que traidoramente cruje bajo nuestro pie
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