desde acá se pueden ver los flamencos
sus rosadas colas
su tórax rosado

desde acá se pueden ver también los botes
que los pescadores amarran a los muelles
justo cuando la tarde empieza a morir

también se ven mujeres que ríen con los pies
hombres que lloran con las manos
niños que dibujan sobre la tierra un esquimal

acá casi no hay sonidos que no sean automáticos
si un pez, por pequeño que sea, mueve leve su aleta
uno puedo escucharlo como si nos hablase al oído

desde acá se pueden ver los cuerpos que no fui
los nombres que no tuvimos
la lenta y clara prontitud con que la vida se rasca la
nariz contra los árboles/

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