dormir con un ojo abierto
vigilar con ese ojo la lluvia detrás de los harapos
la hermosura de una puerta cerrada
las pantuflas, la remera, la lucesita roja del televisor titilando.
con el otro entregarse al sueño
a las formas oníricas de las ciudades derrotadas
al pájaro parlanchín, al hugonote que nos pide horarios,
a la cadena montañosa de los Cárpatos, a la alegría
de sentir que amamos y que ese amor es una lengua que
arrasa puertos metropolitanos, dormir con un ojo abierto
para vigilar la noche, el propio cuerpo
y el atrapasueños que mi vieja dejó colgado de
una ventana/

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