querían apedrear a ciertos niños
que habían mal herido a uno de sus compañeros
entonces parapetados en las altas ramas de un eucalipto
hacían puntería sobre las níveas y jóvenes molleras
que se quejaban y clamaban clemencia
aprendieron tarde la lección los niños
nada en el universo es tan vengativo
como el corazón amador de los pájaros
cuando se trata de defender el honor de
uno de los suyos, caído en combate
por embellecer el cielo/
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