yo también fui un poeta maldito.
vestí de negro.
colgué en la pared de mi cuarto
un póster de Charles Baudelaire.
adopté aires de taciturno
de demiurgo
de hurón y compañía.
fumé 41 cigarros por día
y me sentía francés al escupir sangre.
ah, quién no ha querido ser el genio incomprendido
de su triste época.
yo también fui un poeta maldito
usé despeinar mis rulos para parecer demencial
y excitante
y loco.
exigí que los pájaros debían amarme porque era yo
el poeta del infierno.
escribí versos donde el famoso hipérbaton me lamía las manos.
y qué? oriné la luna a las 3 de la mañana.
me salvó la vida Parra si mal no recuerdo.
hoy me siento bendito. tengo mis zapatos recién arreglados.
al zapatero le pagué con un libro.

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