ciertamente uno no ama la tristeza.
no se equivoque.
no existe cristiano o moro
o judío
o lo que fuere
que pueda jactarse de amarla.
eso es una locura absolutamente.
uno quisiera lucir siempre
la sonrisa de cartelera del cinema local.
más aún cuando tiene techo y comida
y un recibo de sueldo a fin de mes
que le asegura que usted
es un correcto ciudadano y no
un pobre desarraigado que no tiene
como se dice
dónde caerse muerto sin estorbar al mundo.
no, claro que no.
ciertamente uno no añora la tristeza.
nadie es tan estúpido de vanagloriarse porque
tiene en su alma el aljibe mutante donde la
tristeza le hace hijos constantes a las horas.
a veces el universo queda pequeño o gigante
y es ahí entonces cuando empieza al cuerpo
a sobrarle un mundo/  

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