a mi viejo lo echaron de la empresa de colectivos
la nona le hacía churros que él vendía
en la estación de trenes de Ramos Mejía
era la década del noventa
la década en que la derecha latinoamericana
no se vio obligada a sacar a los milicos a la calle
para hacer de las suyas
para hacer lo único que sabe hacer:
explotar el cuerpo y el alma de los trabajadores
y privatizar el aire que respiramos
cuando años más tarde cae enfermo en un hospital público
de Haedo
los enfermeros no tenían ni gasas ni pañales para cuidarlo
con mi hermana tuvimos que cruzar a la farmacia
y comprar lo necesario
porque mi viejo cometió toda su vida el despilfarro
esa cosa imperdonable de ser un sujeto pobre
siempre corriendo detrás del mango
siempre mirando la vida detrás de los escaparates
nunca lo escuché quejarse
siempre andaba contento con el mundo
dicen que mi viejo murió de cáncer
yo sé que lo mató el capitalismo/

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