hoy me detuve en el puente Colón.
los automóviles pasaban a mi espalda.
asomado a la baranda miré las vías
me gusta mirarlas como si no existieran
como si estuvieran allí sin estarlo
borrarles su materialidad
darles un lugar en el campo onírico de la fantasía
imaginar que se despabilan de pronto como serpientes
o como largos dedos de una bruja de utilería.
esa cosa rutinaria del paisaje consumido por la urbanidad.
un sol de mediodía recalentando ramas que no sienten vergüenza
de quitarse el color delante de los pájaros.
entre todas las adivinanzas había allí un vagón carguero
abandonado a los antojos del tiempo y sus guirnaldas
oh Tiempo tus raíces!
un vagón de tren carguero oxidándose el abdomen
entre tanta lluvia pisada sol pasado tormentas venideras hoy
ese vagón que ayer fue pilar del Progreso civilizador
ese vagón que penetró las pampas llevando
mercaderías europeas
ahorcando las economías regionales
besando en la boca el hambre de los pueblitos a su paso
ese vagón que yo miré desde el puente Colón
está siendo devorado por la naturaleza
le están creciendo cactus sobre la piel acerada
entonces pensé en Nietzsche -ese animal germánico-
en lo eternamente cíclico
en la tierra americana devorando el Progreso europeo.

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