capítulo XIX de una novela que no fue escrita/

érase una mujer heurística
ahora bien: adoraba el arte conceptual.
ahora bien: yo no.
ahora bien: al principio fue el verbo.
al final las cicatrices.
érase cuando era el acordeón mojado de la tristeza.

recuerdo que era capaz de entregar su boca por una metáfora
que le llegara a la altura del pensamiento.

érase una vez su nombre mi autorretrato.
una suela de zapato firmada al dorso por un concertista de jazz
solía desenjaularle por quince días los libros de arquitectura que
guardaba en el quinto estante de su sexo.

ah y cuando andábamos de la mano por las calles del centro
ella apoyaba como sopapas los ojos en la realidat

ella decía realidat
libertat
hermandat

una madrugada luego de los fuegos fatuos del enardecido amor
me atreví a preguntarle por qué

y por toda respuesta obtuve un

porque sí, cariño, porque así son las cosas ni más ni menos.

se me escapaba de las salas vacías en que uno pretendía extraviarla.
hermosa pero qué hermosa.

deletreada: H -E- R- M- O- S- A.

y nunca hicimos del cariño una roldana ciega
si hoy no está es por una estúpida coincidencia de la lluvia.
érase una mujer heurística regándome los piecitos para que el
mundo
no me ande devorando/

No hay comentarios:

Publicar un comentario