Poema de Vladimir Rasinowski/

una larga hilera de camiones cortaba la ruta.
decidimos dejar el automóvil a un costado.
caminamos hasta un motel.
como siempre la lluvia nos perseguía.

un día le preguntaré a Dios por qué la lluvia persigue a los emperrados.
hicimos el amor en una pieza tan sucia que las sombras expelían olor.
afuera la Guardia Nacional se paseaba con linternas encendidas
como ojos de cíclopes enanos
iban y venían
los soldados.

ella se llamaba Juana o eso al menos me dijo.
qué importa el nombre de las cosas cuando uno es un emperrado?
yo la amé con toda la furia con que fui capaz
luego la olvidé a cuentagotas.

a la mañana siguiente la la larga hilera de camiones había desaparecido.
el motel había desaparecido.
comencé a caminar la ruta.
nubes con formas de orangutanes comenzaban a golpear el cielo/

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