pasea la hermana de Dios por los mercados
con su vestido de tijera
moviendo de aquí para allá los dulces pechos recién venidos
descubiertos justamente ayer cuando un joven músico
venido a la ciudad desde Atacama para probar suerte
en los bares que están frente a la pesadumbre del río
entonces el músico en cuestión le dijo piropos subidos de tono
algo subidos a ese caballo agitado y rojo que es la sangre
de las palabras halagüeñas y ella creció de todo
de brazos
de sexo
de espalda
las piernas se le estiraron como el cuello de las bestias que buscan agua
la boca se le puso como kiwi
y el aliento de colibrí que tuvo hasta ayer se le puso ahora violento
como una embestida de conejos iracundos
así orgullosa la hermana de Dios anda los mercados
con una bolsa de comercio en la mano izquierda
y un monedero de colores adobados con pequeñas perlas del norte
y le anda el músico ese en que la verá ardida onceava luna y qué
si el amor irrumpe con todas las de ganar y no le importa claro
si es parienta de Dios
o la hija menor del obrero
o la primera dama de alguno de esos países donde reír
está prohíbo so pena de muerte y hayas venido así qué hermoso
amor de todos modos que sos tan bienvenido/

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