no es la lluvia esa incipiente nostalgia que
nos deja
un perfume inalienable a rosa en el paladar
es
quizá esa doblegada voluntad de los adioses
o tal vez tu sombra no me baste ya para el delirio
y necesite apenas un ojo de tu cara
un solo ojo de tu cara
abierto
en la noche
lejos, bajo algún océano nocturno,
una ballena verde recuerda tu nombre y llora/
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