te buscaba
y las cosas me decían
frío frío frío
paseaba mis pupilas por la multitud
buscando
no sé
buscándote a ti
buscando un sombrero rojo
una boina de inverno
dos ojos como dos brasas azules o negros
no importaba
dos ojos que saltaran a mi rostro como dos niños
como dos verdades que de pronto me asaltaran
pero la masa escalofriante y anónima me susurraba
frío frío frío
iba a los puertos
quizá fueras Sirena y allí estaban los barcos y las redes
allí las lentas olas y el fulgurante sol
buscaba de ti una escama cualquiera
tu voz de pez
el coral sonoro de tu sexo
algo que me llevara a encontrarte
pero llegaba la noche
con su vanguardia de estrellas
y me decía aquí no es
frío frío León frío
entonces corría desesperado a los cinemas
entraba alocado a las librerías
me sentaba durante horas a beber el frío café
de las confiterías
y el mozo indulgente me miraba con cierto dejo de paternidad
y me decía frío León aquí no la hallarás
frío me repetían las servilletas
frío frío frío
cansado de todo me volví al hogar
los árboles parecían estatuas vivas meciéndose en el viento
tomé una flor que se movía en la oscuridad
y del interior de aquella ninfa una pequeña aldea murmuró de pronto
tibio tibio tibio
apuré el paso
comencé a correr
perdí la sombra en alguna esquina de Buenos Aires
tropecé con ciertas palabras que alguien dejó olvidadas en la vereda
y al levantarme del suelo
sacudí mis rodillas lastimadas
y allí tu mano como una ardilla blanca y divertida me tomó del brazo
al fin tus ojos abrieron el día
miré tu boca hecha de fuego y de ceniza
hecha de la misma sustancia de las mitologías del fuego
primero el beso
luego tu voz que repetía
hirviendo hirviendo hirviendo
me encontraste y sonreías
hasta acá te buscaba después el sol
y tu alegría/

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