ella sabía que él no era
su mar
su ciudad
su alegría
él sabía que no era ella
su caracol
su puente
su sonrisa
amaban como a la defensiva
siempre del ultraje
amaban la mascarilla extraña
de las fiestas de disfraces
a veces la soledad de las edades
nos conforma el alma en compañía
por esa indócil manía de querer
eslabonar la vida
y el espejo y los años
nos devuelven un pájaro iracundo
en la mirada
un ángel muriéndose 
en la comisura de la espalda/

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