esos días en que el poema se pone violento ...

ir hacia el poema
una y otra vez
ir hacia el poema
forjarlo con lo que se tenga a mano
una mujer
un alambre
unos cuántos clavos o tornillos
torcer el rumbo del poema
admitirlo ingobernable
y llorar de rabia pura sobre la mesa
y maldecir en voz alta la desgracia
de no amar cosas harto más sencillas:
el peso de una mujer en el bolsillo
el papel carbónico tiznando los dedos
la consabida gracia de las mariposas/
entonces ir hacia el poema
otra vez y una
convencidos que de ello
depende la fuerza de una mujer
en la sala de parto/

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