una cosa ...

para que la tarde te diga
muchacha / muchachita te puedo fiar un
sol
que tendrás que devolverme porque sabrás
no es mío
el sol es de los que trabajan en los puertos
de los que se levantan con el esqueleto doblado
por las fatigas de convertir en pan
y en vino
y en ropita para los niños sus horas de vida sobre
la tierra
para que la tarde te diga que puedo ser tu
compañero solamente de miradas porque
es decir
no somos niños y ya nos pasaron los días en
que solo debíamos soñar de ojos abiertos
llegaron los años en que nos convertimos en eso
que los niños llaman adultos
o viejos -así, con cariño: viejos- porque para los
muy jóvenes
los no muy jóvenes ya somos prehistóricos
y se asombran de enterarse que aún hacemos
sombras chinescas con las manos
se asombran de que podamos cantar o correr 
una mariposa
y ni hablar si se enteran que andamos enamorados
de amores que nos abren en las costillas
una tienda donde se regalan caramelos y tortas
entonces el sol que pueda fiarte deberás devolvérmelo
antes de que el crepúsculo nos diga pío pío pá
y te estaré pensando un enlace de árboles en fila
una marioneta de harina y dulce y confites y azúcar
nos quedará en los ojos haciendo mímicas de alegría
cuando me beses o te bese o el sol nos pase un
plumero de luz por encima de tu hombro y el mío
para que la tarde me diga o te diga
érase una mujer en un hombre pintando días
al óleo/

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