es demasiado pronto para saberlo
nos puede venir de golpe
como una ola marina y voltearnos
y dejarnos panza arriba
en medio de las calles 
de una ciudad desconocida
es demasiado pronto y sin embargo
sabemos todos
todos
sin excepción alguna
que es demasiado pronto para saberlo
es mejor beber un frío licor de durazno
y arrojarnos sobre una reposera
y dejar libar los órganos su instinto de cóndor
su filantropía de ceibo
y atormentarnos por no querer ser felices
porque la dicha de tierras y aguas son dulces
pero cuando descienden toman carrera
hacia el mar y allí
en el mar
todo es verdoso y cristalino pero nada es nuestro
no hay sombra de nosotros
ni nombre
de nosotros
ni hastío siquiera de nosotros 
es tomar de bruces la palabra y hacerla añicos
o introducirse de cabeza en una aurora cuyas ubres
no han sido aún jerarquizadas/

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