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nos detenemos
a contemplarnos
a zumbarnos en las orejas
somos monos abejas delfines
somos la piedra
el mineral soterrado
el tiempo que no pasa ni espera
que simplemente es
tu existencia es una hoja detenida en mi mano
toda la plana circunferencia de mi vida cabe
de pronto
y remanente en el pergamino austral de tu boca
en la lactancia indecimal y púrpura de tu cuerpo
soy de arroz y de maíz y sos una conversación que sostuve
con mi padre
cuando de niño le pregunté si eran verdad las ninfas
o las sirenas
o los ángeles y si a veces estamos como si no estuviéramos
descubrimos entonces que no hay otro modo
de respirar
o de zumbar
o de decir amor decir palabra o contexto 
o sencillamente
estás de mi otro lado del espejo
copiando con tus manos los vuelos de mis manos
somos una mujer amando a un hombre
soy todos los hombres amando eso que sos
y que -oblicuamente- te llamo
mujer
mujer en mí
dios/

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