paraíso ad hoc ...

cayó tu osamenta en este valle
llovía 
no sabías qué diablos hacer
ni cómo andar
pero allí estuvieron entonces los caballos
y las piedras
allí te esperaron el fuego 
y la paloma
el río
el aire en la verdetud de la hoja
la libertad
y la prontitud de la palabra
te esperaron las prohibiciones
y el parlamento de la mercancía
y por las dudas
también te esperaron los gendarmes
y la manzana, por supuesto.
te esperaba algo mejor todavía: la mujer.
y en su vientre te esperaba el hijo.
y en el hijo el futuro.
y en el futuro la esperanza.



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