desde una esquina con ochava ...

el solo hecho de existir debería redimirnos de la tristeza.
pasa un rayo y no lo vemos sino cuando nos hablan de él.
una oruga canta en arameo y no la oímos sino cuando el periódico,
en su sección de espectáculos, nos la recomienda.
se escapa una madre del brazo delgado de un niño
o se comen entre sí las carteras de cuero en la vidriera
un alumno se olvida sus orejas en el pupitre junto a sus anteojos
y nada vemos porque en el momento de ver andábamos ciegos.
el solaz de la torre en el tablero de su rey, piensa en una traición.
un gato viejo y marrón domestica canarios para vender
en el mercado negro donde una muchacha tiene senos de lombriz.
unas veces, cuando me ducho, extraño pronunciar el monosílabo Dios.
una puerta pasa de largo, atraviesa el sexo afeminado de un policía,
y se echa a correr desnuda aventando por la cerradura sus picaportes.
el sábado en trasnoche un cine transpira imágenes genitales
en los relojes noctámbulos de una parejita de adolescentes
que investigaron en una vieja enciclopedia los síntomas del orgasmo.
el solo hecho de echarse a dormir debería redimirnos de la poesía
y de la lluvia que penetra vertiginosa el paladar de las viudas negras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario