territorios ...

a él le gustaba quedarse bajo su axila.
pegado a ella
oliéndola
palpándole el sexo para que no se escapara
le gustaba amarla
tocarle la boca
entrar y salir de ella con el sexo rígido eterno
mirarle la nuca
tocarle el nombre sopesarlo en el vacío
de una habitación pequeña.
luego se quedaba bajo la sombra de su axila.
quizá lo hacía
porque estaba seguro
de que ningún hombre había habitado allí
entonces las axilas de esa mujer
su nuca
sus tobillos 
el papel corrugado que tenía ella en su paladar
todo aquello lejano y suyo
suyo y de nadie
él lo había declarado patrimonio de sí
jolgorio de sí
sus pájaros suyos solo suyos.
luego la veía dormida
y le olfateaba los dientes.
esa mujer tenía en sus ropas el olor de las artesanías peruanas
el ruidoso olor de las calles de Ramos
ella tenía pegado su sexo en la boca/

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