peritajes ...

yo no maté a Dios, se mató solo.
me desperté una mañana con restos de Dios en las manos
debajo de mis uñas estaban los pelos de su barba
y Dios yacía con los ojos abiertos sentado junto a la pared.
nos debemos de haber peleado fiero
no lo recuerdo, no se me culpe de asesino.
yo no maté a Dios, se suicidó conmigo
que al cabo para eso me creo el muy bromista.

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