oda a los ojos de una muchacha ...

acá
buscando un nombre 
encontré libélulas 
encontré el grillo que se duerme en el día
la sombra la lluvia los árboles 
el gris y el blanco y todas las banderas
acá
buscando un rayo encontré
la palabra que nombra todas las cosas
los zapatos que mi padre ya no usa
la canción que le gustaba a mi madre
acá me rozaron las manos
el olor de las manzanas
el color de las manzanas
encontré al pájaro de mal agüero moribundo
encontré la silla donde mi nona se sentaba
al caer la tarde
acá 
buscando un nombre
me vi a mí mismo buscando un cielo
anudando en este cascabel
mis manos
como una barcaza antigua que llega a puerto
y ya no quiero
irme de acá
entonces se me olvidan las búsquedas
no sé que anduviese necesitando!
pero acá me quedo
porque lo encontré
y mi corazón está tranquilo como un hombre que se mira en el mar/

1 comentario:

  1. Me parece extraordinario, versos que se acompañan con todo el ruido del vivir, tus palabras al estrellarse en los arrecifes de ese mar en que te miras me empapan de belleza y húmeda briza literaria.
    Nos descubrimos en mares, tardes, noches, qué más da. Lo verdaderamente importante, es que haces uso del derecho irrenunciable a quedarte. Y es que el que busca y se busca, encuentra.

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